Desde que se fundaron las instituciones educativas sus fines educativos tienen un carácter ético y político, por lo tanto, la educación moral y cívica no son añadidos contemporáneos a las instituciones educativas sino que formaron parte de la propia definición de la educación desde su origen en la Ilustración.
Los planteamientos ilustrados establecieron que las ciencias y las tecnologías eran los medios para liberar a los seres humanos del sufrimiento provocado por su encadenamiento a unas fuerzas naturales o sobrenaturales que desconocían y por lo tanto provocaban temor, y con las ciencias y tecnologías permitieron conocer, controlar y manejar todas las fuerzas y leyes de la naturaleza.
El proyecto ilustrado asumía que la instrucción en las diferentes disciplinas científicas podría dar como resultado la educación moral y cívica.
La educación en valores pretende contribuir a la mejora de la convivencia social es por ello que puso en la actualidad la llamada educación en valores.
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